Conozca en este artículo todos los detalles sobre qué es la autopsia, sus características y por qué debe realizarse cuando la muerte es dudosa.
Generalmente, hablar de autopsia es mucho más áspero y delicado que referirse a la muerte en sí misma, aunque esta se trate de un ser querido. Existe una predilección razonable de las personas por conservar el cuerpo intacto del difunto antes de decidir su última morada, sea el entierro o la cremación.
Por el contrario, manifiestan cierto recelo ante un requerimiento de autopsia, no solo porque hace dudosas las circunstancias de la muerte, sino porque los familiares de la víctima lo viven casi como una profanación del cuerpo de su ser querido, al cual consideran vacío después de la intervención de los forenses sobre el cadáver.
La autopsia lejos de tratarse de una profanación del cadáver, es una práctica necesaria para desarrollar una investigación profunda que determine las causas de la muerte, cuando ésta se presentó bajo condiciones poco convencionales. Por lo tanto, habrá situaciones en que la autopsia sea obligatoria y otras en que no sea necesaria porque las causas de la muerte están claras.
La propuesta para este artículo es explicar qué es la autopsia y por qué es importante esta práctica en determinados casos.
Entendemos por autopsia el nombre que normalmente se le asigna al examen de un cadáver con el fin de determinar las causas de su muerte. No obstante, el término adecuado para este procedimiento se denomina necropsia. Se trata de una práctica minuciosa y ordenada que abarca la revisión del aspecto externo como la revisión de los órganos internos, tejidos y huesos.
Existen diferentes tipos de autopsia, según las circunstancias del fallecido, que comparten el objetivo de determinar las causas de una muerte. Dependiendo del origen de las causas que impulsan la investigación, los expertos se orientan por una o por otra. A continuación, presentamos los tipos de autopsia más conocidos.
La autopsia psicológica puede determinar el estado psicológico del fallecido en días anteriores. Por ejemplo, se intentará establecer si alguna vez había tenido consultas médicas, el entorno en el que convivía con sus pares, los gustos y lugares que frecuentaba, sus relaciones cercanas, etc. A partir del análisis de esas cuestiones, se intentará arribar a conclusiones sin la necesidad de tocar el cuerpo.
Si la autopsia psicológica no es suficiente para determinar las causas de la muerte, se puede recurrir a la autopsia clínica. Esta se practica en un hospital, en donde los forenses buscarán aportar datos clave sobre la posible enfermedad o estado que provocó la muerte.
La autopsia fetal, como su nombre lo indica, es la necropsia que se realiza a un feto muerto. Ahora bien, si este es mayor a 20 semanas, supera el medio kilo o ha tenido menos de 28 días fuera del útero, se le llama autopsia perinatal.
Cuando hay una fuerte sospecha de que la muerte se desencadenó por homicidio o suicidio, se recurre a la autopsia forense. Este tipo de autopsia está signada por los aspectos legales que rodean el fallecimiento. Se manifiesta a través de una investigación sobre las circunstancias que rodearon la muerte, las cuales pudieron deberse a un homicidio o bien a un asesinato.
Existen razones legales por las cuales el deceso de un familiar querido puede deberse a un asesinato o suicido, cualquier acto de violencia sobre la víctima, o cuando así lo dispone el juez porque las circunstancias no dejan de ser dudosas.
También hay situaciones médicas particulares relacionadas al hallazgo, a través de rigurosos análisis, que determinan el diagnóstico de una enfermedad extraña, cuya importancia para el resto de la familia es más que trascendente porque implicaría una condición hereditaria sobre alguna clase de mal poco abordado por la gente.
De hecho, hay muchas razones por las cuales una autopsia puede ofrecer información sobre nuevas enfermedades y sentar las bases sobre posibles tratamientos.
En estos casos, la autopsia se estaría realizando con fines académicos o científicos, que además de iniciar una investigación ayudará a los familiares del fallecido a entender las causas de la enfermedad y prevenir su manifestación hereditaria en el futuro. Asimismo, los médicos pueden realizar pruebas diagnósticas de los familiares directos para comprobar si portan la misma enfermedad. Un diagnóstico a tiempo revelado por una autopsia puede ser la alerta que salve las vidas de otras personas.
La autopsia debe realizarse lo más pronto posible después de la muerte. Generalmente, dura entre dos y cuatro horas. A partir de ese tiempo, el hospital notificará a la casa funeraria para que retire el cuerpo.
En síntesis, a lo largo de este artículo, hemos intentado responder qué es la autopsia y la importancia que suscita para los familiares del difunto, quienes no pudieron determinar las causas de su muerte, por no advertir manifestaciones de una enfermedad que pudiera anticipar ese final inesperado.
Ante tales circunstancias, la autopsia es una práctica necesaria y que también puede salvar las vidas de los familiares, si se determina que las causas de la muerte del ser querido fueron genéticas.