¿Qué hacer con las cenizas después de la incineración de mi ser querido?

¿Qué hacer con las cenizas después de la incineración de mi ser querido?

¿Qué es lo que queda por hacer después de la cremación? Aquí le compartimos algunas sugerencias de lo que puede hacer con las cenizas.


Una vez que los familiares y principalmente el ser querido antes de morir decidieron el servicio fúnebre de la cremación para el descanso eterno, resta poner atención al destino que se les asignará a las cenizas resultantes de la incineración.

Comprendemos que llegar a esta decisión no fue un proceso fácil, ya que si bien la cremación es una práctica cada vez más popular y extendida entre las personas que desean homenajear a sus difuntos, existe un número considerable de personas aún que desconocen qué tratamiento se les da a los cuerpos antes de cremarlos, o cómo es el proceso de la cremación en sí.

Con el objetivo de brindar información al respecto, hemos explicado el proceso de la cremación y sus principales características que la convierten en un servicio sumamente conveniente por sus bajos costos, el menor impacto ambiental y el reducido espacio que ocupan las cenizas, entre sus principales ventajas.

Al tener presentes los puntos anteriores, en este artículo nos proponemos pasar a un segundo nivel y plantear las distintas posibilidades para hacer con las cenizas de un difunto, dando por sentado que usted ya decidió el servicio de incineración para rendir las honras fúnebres a su ser querido.

Siguientes pasos después de la incineración

El proceso de cremación o incineración permite algunas libertades que la inhumación limita, por el simple hecho de devolver las cenizas a la familia, y de algún modo mantener la esencia de la persona fallecida viva en esos restos inocuos que adquieren una carga simbólica por la huella de su presencia física en este mundo. 

De ahí en adelante, los familiares pueden decidir dónde depositar estas cenizas, según la voluntad del fallecido. 

En este sentido, seleccionamos una serie de alternativas que usted puede elegir de acuerdo al último deseo de su ser amado, o las necesidades y preferencias que usted y su familia presenten.

1. Depositarlas en un lugar "sagrado" como un cementerio o iglesia. 

Como ahora la iglesia y los creyentes están considerando la legitimidad de la cremación para su sistema de creencias, ya nada es un impedimento para que las personas elijan homenajear a sus difuntos con esta práctica.

Por consiguiente, es totalmente admisible que, fiel a sus convicciones religiosas, deseen depositar las cenizas en un lugar sagrado, como si de su cuerpo mortal se tratara.

A la vez, se puede solicitar a un sacerdote misas y responsos en su nombre, cada cierto tiempo, para impregnar de misticismo religioso la memoria del fallecido. Mantener estos rituales religiosos en los creyentes puede ayudarlos a sobrellevar mejor la pérdida y elaborar el proceso del duelo en menos tiempo.

2. Conservarlas en casa

Para aquellas familias que no siguen una creencia religiosa, o son flexibles en su necesidades y pretenden tener la sensación de presencia de su ser querido, conservar las cenizas en la casa puede significar una demostración de profundo respeto y cariño por la memoria que quién ya no está, pero continúa manifestándose de alguna forma.

Existen distintas alternativas de almacenaje dentro de una casa para asegurar su correcta seguridad y permanencia, desde vasijas decoradas hasta cofres de madera que simulan una urna para guardar objetos sagrados. Eso dependerá de los gustos de cada familiar y de lo cada quien considere que sería lo ideal de acuerdo a los gustos de sus seres queridos fallecidos.

3. Esparcirlas

Ahora bien, si su interés no reside en depositar las cenizas en un lugar sagrado ni guardarlas en la casa, también tiene la opción de esparcirlas en el exterior, como por ejemplo, arrojar las cenizas al mar o en un campo, lo cual dependerá asimismo de las preferencias de los familiares y la última voluntad del fallecido.

Esta elección es, quizás, una de las más poéticas por el vínculo que supone el retorno a la naturaleza para fundir sus restos con ella. En el aire, las cenizas se funden con la atmósfera, mientras que en el mar se une a toda la vida marítima, abonando y nutriendo a ese mundo ultraterreno.

4. Transformarlas en joyería u otro tipo de objeto 

Además de lo ya conocido, las cenizas, realizando el tratamiento adecuado, pueden transformarse en alguna clase de joya preciosa, adorno u objeto transportable.

Por ejemplo, puede alojar una pequeña parte de las cenizas en el interior de un relicario o en el ópalo cóncavo de una gargantilla. Las combinaciones son variadas e igualmente significativas como muestra de cariño hacia el ser querido difunto.

5. Enterrarlas

Y finalmente, si no se identifica con alguna de las opciones antes mencionadas, puede elegir enterrar las cenizas, como si fuera el cuerpo, pero ocupando mucho menos espacio en el cementerio. 

La alternativa de entierro de las cenizas que suelen proveer las funerarias más modernas y mejor equipadas normalmente incluye la disposición de una urna o vaina ecológica, que se desintegra y absorbe en la tierra junto con las cenizas. 

Generalmente, a este servicio hay que añadir la presencia de un árbol en el mismo sitio en que fueran enterradas las cenizas, el cual absorberá los nutrientes de estos restos orgánicos liberados a la tierra. El mejor ejemplo lo encontramos en el servicio de Árbol de Vida, provisto por Parque de la Paz.

 

Estas fueron las opciones que puede considerar para destinar las cenizas de su ser querido fallecido, luego de la incineración. Todas tienen su mística, su significado personal o su elemento natural atávico, que procuran hacer de la última morada un retorno a los orígenes.