En un mundo cada vez más tecnologizado, planificar y fortalecer el legado familiar puede constituir todo un desafío para las generaciones actuales y venideras, ya que muchas veces por causa de los cambios de paradigmas sociales y culturales que atraviesan cada época las personas van postergando todo lo relacionado con preservar el legado de la familia y este, en definitiva, se termina estancando en algún punto de la historia genealógica.
Sin embargo, aunque esto suceda con frecuencia, es importante rastrear la historia familiar y permitir que las nuevas generaciones reciban un legado, como una huella indeleble de lo que dejaron los antepasados para los integrantes más jóvenes de la familia, de modo que tras la muerte algo vivo quede de ellos en los sobrevivientes.
El objetivo de este artículo es ofrecer consejos prácticos que le permitan ampliar su abanico de posibilidades respecto a la tarea de planificar y fortalecer el legado familiar. De esta forma, no lo sorprenderá la vejez sin haber pensado seriamente en qué legado le otorgará a sus familiares, en caso de que le ocurriera lo inevitable.
Cuando hablamos de planificar y fortalecer el legado familiar no nos referimos solo al capital financiero de la persona que realiza un testamento, sino al legado emocional también, porque el dinero, si bien ayuda a vivir, no es lo más importante para garantizar la felicidad de las personas.
Las historias de vida también constituyen una parte valiosa del legado familiar y ayudan a formar el carácter, además de brindar enseñanzas sobre lo bueno y lo malo de las generaciones pasadas.
En este sentido, conocer sobre todo quiénes fueron en vida nuestros padres y abuelos nos ayudará a robustecer nuestra condición personal, sabiendo reconocer falencias heredadas para superarlas, de modo tal que las próximas generaciones no absorban nuestras debilidades y defectos más intolerables
A modo de instructivo, a continuación le explicamos una serie de pasos que le serán útiles para planificar y fortalecer el legado familiar, a fin de que no solo sea recordado por sus bienes y capital financiero, sino por la persona que fue en vida y la huella que dejó en las personas que quiso.
El dinero que ya no puede gastar en vida el propietario a alguien se lo tiene que ceder para continuar su obra. La idea de un legado financiero es que el legatario no haga lo que quiera con el dinero y demás bienes, sino que cumpla la voluntad del testador sobre la cosa legada.
Por ejemplo, un legado financiero que represente una visión a futuro y que deje huella en las generaciones posteriores es la inversión en educación. Un padre puede decidir entregar de legado a sus hijos la financiación total de sus universidades o estudios superiores. Asimismo, si el testador era un reconocible viajero, es más probable que el legado que entregue a su familia sea un capital destinado para continuar los viajes que él no pudo realizar.
Si el testador tenía su propia empresa, lo más probable es que deje la empresa como legado a sus descendientes directos o personas de mayor confianza que sepan continuar con éxito su visión, misión, valores y objetivos, a fin de que perdure en el tiempo el trabajo de toda una vida dedicada.
De todas formas, transmitir un legado de dinero para pagar los estudios de los hijos, viajes o la dirección de una empresa no significa nada sin una educación financiera, como un mensaje implícito tras estas megas donaciones. Una persona que recibe una inversión en formación y no logra crecimiento profesional y personal auténtico no puede mantener el legado familiar, si lo que los identificó fue la excelencia.
De nada sirve toda una vida de trabajo para el crecimiento de una empresa si a los pocos años su legatario, a fuerza de malas decisiones, la deja fundir. Por este motivo, parte del legado financiero debe constituir una educación financiera que ayude a sostener la economía familiar en el tiempo. Y esta formación debe inculcarse desde la temprana edad para que eche raíces con los años.
Es importante que no excluya a su familia directa de su legado si quiere lograr que este permanezca en el tiempo. A fin de cuentas, usted puede destinar su legado a quien desee, pero debe involucrar a los miembros de su familia, al menos indirectamente, a que participen de su propuesta o petición formal para extender su legado familiar.
En este aspecto, debe entender que no hay un plan único con respecto a los legados. Lo importante es pensar minuciosamente cuáles son sus metas y prioridades para luego registrarlas por escrito.
Un documento donde exprese su propuesta de legado le permitirá dejar en claro sus aspiraciones personales, pero también le dará la posibilidad a sus familiares para que se manifiesten a favor o en contra mientras haya opción de modificar algún detalle del documento. La idea final debe ser transmitir el mejor legado para sus descendientes.
Como sostuvimos al principio, no debemos olvidar que no solo de dinero vive el ser humano y que, además de entregar un legado basado en capital financiero, debe procurar enseñar algo que contenga otro valor para sus hijos y nietos, como por ejemplo, las historias de vida que narran sucesos influyentes en los acontecimientos posteriores (matrimonio y nacimiento de los hijos, emprendimientos, separaciones, fallecimientos, etc.).
Básicamente, significa sentar por escrito, como si de una biografía se tratara, la historia familiar, desde los orígenes más remotos conocidos hasta la actualidad para que los integrantes más jóvenes de la familia la conozcan y comprendan. Estas historias pueden ayudar a la supervivencia y superación de muchos obstáculos en el futuro, gracias a la identificación de los problemas y errores del pasado.
Finalmente, el legado que les transmita a sus hijos tiene que adaptarse a sus propias necesidades futuras para un retiro pleno y prolongado. Cuando se articulan todas las partes, la eficacia de planificar y fortalecer el legado familiar reside en que se puede crear una historia familiar única, capaz de respetar al pasado y respaldar al futuro.
Una familia que trabaja unida en torno a la sucesión o legado financiero de un negocio familiar puede fortalecer las relaciones, demostrar la preocupación mutua y crear un futuro para los hijos y nietos que puede ser mejor que el pasado. Y a la vez, el trasfondo emocional de la historia de la familia representa una marca identitaria de continuidad entre ese pasado y el futuro, como un sostén psicológico de las acciones tangibles realizadas.