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La irrupción del coronavirus y su declaración como pandemia mundial a principios de 2020 supuso un cambio drástico en la vida de las personas, porque el alto índice de contagios y su alta mortalidad en pacientes de riesgo, aquejados por patologías previas, y en adultos mayores de 65 años puso en alerta a la OMS y los gobiernos de todas las naciones del mundo, llegando a declarar, en la mayoría de los países, un duro confinamiento obligatorio para frenar el avance progresivo de la infección por contagio.
Pero además de afectar la salud física de las personas a nivel mundial, la presencia del Covid-19 afectó significativamente la salud mental en el Ecuador, según estudios realizados por un equipo de investigadores de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y de la Escuela Politécnica Nacional (EPN).
De las 3879 personas encuestadas para este estudio, el 50,9% fueron hombres y el 49,1% mujeres de diversos estratos sociales.
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Esta investigación abordó aspectos socioeconómicos, psicológicos, hábitos de consumo, uso del tiempo y fuentes de información. Los resultados obtenidos evidencian que el estado de ánimo de los ecuatorianos se vio notablemente afectado como consecuencia del aislamiento y la extensa cuarentena, en especial en las mujeres.
Particularmente, afectó su forma de sentir, su visión y expectativas del futuro, los hábitos diarios, como dormir, comer, interactuar con la familia, trabajar, hacer trámites, tener los impuestos al día, entre los que más se destacan.
La época de pandemia está afectando la salud mental en Ecuador.
Por consiguiente, los resultados de esta investigación señalan que las medidas de aislamiento por la pandemia no solo afectaron aspectos económicos y sociales, sino que también afectó severamente la salud mental en Ecuador, propiciando la aparición de algunas patologías mentales, como ansiedad y depresión.
El estudio fue impulsado, precisamente, a causa del creciente aumento de afecciones mentales por la falta de contacto social obligada y también por la paranoia generada por la exposición en los medios de la enfermedad por covid y sus escandalosas cifras de contagios y muertes minuto a minuto.
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El fuerte impacto en la salud mental en el Ecuador derivó en que aumentaran los casos clínicos de diagnósticos por enfermedades mentales durante la pandemia, tratadas a medias debido a la escasa atención en los centros de salud mental, que fueron cerrados en su mayoría para evitar la propagación del virus.
Solo en casos excepcionales que motivaran la posible internación de pacientes psiquiátricos, se permitía la atención personalizada, de lo contrario, las consultas se efectuaban de modo virtual.
Entre las patologías que más afectan la salud mental en el Ecuador durante la pandemia, podemos enumerar las siguientes, según el reciente estudio.
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Ansiedad y depresión debido al prolongado encierro.
Pasar más tiempo en casa cuando se trabaja muchas horas afuera o se realizan diferentes actividades es un anhelo que se convirtió en suplicio cuando el tiempo en casa se volvió casi permanente. Nadie se imaginó que pasarían los días y las semanas y que el peligro por el contagio no se atenuaría.
Esta suerte de incertidumbre respecto al futuro de la humanidad post pandemia generó un aumento exponencial de trastornos de ansiedad y depresión en los ecuatorianos.
La ansiedad puede entenderse como el estado de miedo, inquietud o tensión indefinidos, es decir, que no tiene causa o motivo aparente, y puede generar síntomas a nivel físico, como palpitaciones, sudoración y malestares gastrointestinales. En este caso la ansiedad tiene su origen en la pandemia, pero al ser esta de progresión indefinida, por no decir desconocida, provoca incertidumbre por lo que podría devenir o no en el futuro.
Padecer de ansiedad en la pandemia implica también temer que la situación a nivel sanitario y económico empeore y no tener las armas emocionales para hacerle frente .
La depresión, en cambio, es un estado sumamente complejo que involucra miedo, tristeza, desgana, apatía, ostracismo y retraimiento, que puede llegar a tener causas manifiestas o no, y cuya duración en el tiempo puede ser tanto indefinida como determinada por una situación desencadenante. En este caso, se trata de una depresión contraída durante el aislamiento para frenar al Covid.
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Nostalgia de interacción social.
Al margen de los casos más severos de ansiedad y depresión, la problemática más habitual que afecta la salud mental entre la población ecuatoriana es la nostalgia por la interacción social.
Antes de la pandemia, las personas no solo trabajaban fuera de sus casas sino que paseaban, viajaban y se visitaban entre sí. Usted también lo hacía frecuentemente, y era una sensación de bienestar para su salud mental poder interactuar con gente afín y con la que mantuviese un afecto especial de amistad o amor.
Sin interacción social, la salud mental se ve afectada, no pudiendo proyectarse en el otro y generar lazos afectivos, los cuales son tan importantes para el desarrollo holístico de las personas desarrollar una habilidad que potencia el intelecto. El ser humano es social por naturaleza y necesita de la interacción con otros semejantes para sobrevivir en su entorno y evolucionar.
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Disminución del interés por las actividades laborales y escolares.
Al no poder salir con libertad para realizar actividades recreativas y dedicarse casi por entero al trabajo de forma remota en el hogar, el estudio realizado ha manifestado una disminución del interés por el trabajo y las actividades académicas, realizadas íntegramente desde una plataforma virtual.
Trabajar desde la casa puede ser una experiencia beneficiosa cuando supone ahorro de tiempo y de dinero en combustible o transporte, pero puede convertirse en tediosa cuando la única opción es hacer home office y además perder la libertad de salir de casa para realizar otras actividades.
En consecuencia, la permanente implementación del trabajo remoto afecta la salud mental en el Ecuador, generando una evidente desmotivación por la imposibilidad de cambiar esta situación a corto plazo y tener una noción incierta del futuro.
Para concluir, diremos que la pandemia aún no ha terminado y la situación de incertidumbre se mantiene, al igual que el trabajo remoto y muchas restricciones para salir de los hogares, lo cual continúa, por desgracia, influyendo negativamente en la salud mental en el Ecuador.
Sin embargo, como todas las grandes epidemias y pandemias que sufrió la humanidad, un día esta también logrará controlarse y generar la inmunidad de rebaño que promete el uso de las vacunas generadas hasta la fecha. Es cuestión de tiempo y paciencia para volver a la normalidad en que disfrutábamos de bienestar y calidad de vida en Ecuador.
