El duelo es un proceso natural y humano que atravesamos tras una pérdida significativa. Aunque suele asociarse con la muerte de un ser querido, también puede surgir por una separación, un cambio laboral, una mudanza, una enfermedad o incluso la pérdida de capacidades físicas.
Es un camino profundamente personal que se vive con diferentes intensidades y manifestaciones emocionales, físicas y sociales. En este artículo exploraremos las etapas del duelo emocional, cómo se experimenta en distintas edades (niños, adolescentes, adultos jóvenes y adultos mayores) y qué hacer cuando el duelo se complica. Además, compartiremos recomendaciones para acompañar con empatía este proceso en Ecuador.
El duelo no tiene una sola forma de expresarse. Cada persona lo vive a su manera, pero existen manifestaciones frecuentes:
El modelo más conocido es el de Elisabeth Kübler-Ross, que describe cinco fases:
Es importante aclarar que estas fases no son lineales: algunas personas no pasan por todas, pueden vivir varias al mismo tiempo o regresar a etapas previas.
Comprenden poco la permanencia de la muerte y pueden creer que es reversible. Expresan su dolor con regresiones, rabietas y preguntas constantes.
Para ayudarles, usa un lenguaje claro (“murió”), evita eufemismos, mantén rutinas estables y fomenta la expresión a través del juego y los cuentos.
Entienden que la muerte es definitiva, pero sienten inseguridad. Pueden tener bajo rendimiento escolar, problemas de sueño o irritabilidad.
Ayúdales respondiendo con honestidad, involucrándolos en rituales y promoviendo actividades físicas y artísticas.
Tienen una visión más abstracta y adulta de la muerte, aunque pueden sentirse invulnerables. Expresan el duelo con tristeza intensa, enojo, aislamiento o conductas de riesgo.
Es clave escucharlos sin juzgar, reforzar rutinas de autocuidado y estar atentos a señales de autolesión o consumo de sustancias.
En esta etapa, marcada por estudios, independencia y relaciones, el duelo puede provocar aislamiento, ansiedad o depresión.
Brinda contención emocional y práctica, fomenta espacios creativos y promueve el diálogo abierto sobre emociones.
Suelen vivir pérdidas acumuladas y enfrentan riesgos como depresión o soledad. A veces los mitos sociales minimizan su dolor.
Es fundamental integrarlos en las decisiones, promover actividades sociales y estar atentos a síntomas de depresión.
Aunque la mayoría de los duelos son normales, entre un 10% y 20% pueden convertirse en complicados. Los tipos más comunes son el duelo crónico, retrasado, exagerado, enmascarado y bloqueado.
Señales de alarma: síntomas intensos más allá de seis meses, aislamiento extremo, consumo problemático de sustancias o pensamientos suicidas. En estos casos, es vital buscar apoyo profesional.
El duelo es un proceso de amor y reconstrucción. Aunque doloroso, permite honrar la memoria del ser querido y aprender a vivir con su ausencia. Cada edad y etapa de la vida requiere un acompañamiento distinto, pero en todos los casos la empatía y el apoyo cercano son fundamentales.
En Parque de la Paz entendemos lo importante que es acompañar a las familias no solo en lo emocional, sino también en la previsión y decisión de un lugar digno de descanso. Por eso ofrecemos:
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